Torremolinos, 24 de Agosto de 2019
Los proyectos musicales tan longevos como el de «D’3» lo son porque cumplen todos los parámetros necesarios para serlos. Músicos de una calidad más que contrastada, idearios confluentes en una música determinada, y resilencia en sus relaciones personales, y con el público.
Aquí solo cuento mis vivencias, y estos 3 son parte de mi introducción al jazz, que no descubrí con Coltrane ni Parker sino con Pardo, Chano y compañía. Así que encontrarme con D3 (Jorge Pardo, Francis Posé y José Vazquez «Roper») en nuestro renovado «Clarence Jazz Club» fue todo un lujo del que disfruté anoche cómo un bendito.
La apuesta en la programación era ciertamente arriesgada. Final de Agosto , cuando el jazz duerme en los reproductores musicales, con todos los clubes cerrados, en plena feria de Málaga…suponía un riesgo más que importante, pero…sí apuestas a ganador, a veces ganas.

Era una deuda del Clarence, y una necesidad imperiosa, que Jorge Pardo pasara por la sala, en una ciudad en la que tiene una gran prevalencia, y que fue imposible en la anterior ubicación, con un aforo tan reducido como el que se tenía. Anoche se rompió la baraja. La apuesta dio sus frutos y el público acompañó a los músicos hasta completar aforo, en una noche en la que no hubo bises, ya que los músicos no pudieron bajar del escenario para despedirse hasta que no lo dieron todo a satisfacción del respetable.

Enormes los tres, compartiendo ese ideario de jazz flamenco que como pocos pueden sentir tan a gusto. Solos espectaculares, en los que los otros dos del trío eran espectadores igual de imbuidos como el resto del público.

Que Jorge Pardo identifica un flamenco entre el público y le dedica una intro espectacular, que Francis Posé toma el relevo en otra flamencura que bordea lo imposible con el contrabajo, o Roper nos demuestra porque es uno de los más respetados bateristas nacionales.

Y todo, en la misma noche, una noche para recordar…